WWF y TRAFFIC piden sanciones comerciales a países que sean cómplices de comercio ilegal de marfil

© WWF-Canon / James Morgan
© WWF-Canon / James Morgan

La semana pasada las organizaciones ambientalistas Fondo Mundial de la Vida Silvestre (WWF) y TRAFFIC hicieron un llamado para que la Convención Internacional de Comercio de Especies de Flora y Fauna Amenazadas (CITES) comience a imponer sanciones a los países que son cómplices del tráfico ilegal de marfil, el cual causa la muerte de 30 mil elefantes africanos anualmente.

Ambas organizaciones de conservación pidieron, a través de un comunicado de prensa, que los 177 gobiernos que participarán en marzo próximo durante la reunión de la CITES en Bangkok den inicio a los procedimientos formales que desembocarían en estrictas restricciones comerciales en contra de los mayores cómplices del tráfico ilícito, actividad que pone en serio riesgo a esta especie en peligro de extinción.

“La evidencia demuestra que Tailandia, Nigeria y la República Democrática del Congo han fallado repetidamente en hacer frente a sus rampantes mercados domésticos de marfil, a pesar de que las normas de la CITES prohíben la venta no regulada de marfil”. Según la regulación de la CITES, los estados miembros pueden recomendar que las partes dejen de comerciar con los países que no cumplan las restricciones sobre las 35 mil especies protegidas bajo la convención, que van desde maderas hasta pieles de cocodrilo.

“Estos países han sido identificados como los más implicados en el tráfico ilegal de marfil en cada análisis del comercio de marfil durante los pasados diez años”, explicó Steven Broad, director ejecutivo de TRAFFIC. Broad agrega que ante el aumento en la demanda que ha llevado a una crisis generalizada por la caza furtiva, los países miembros de la organización deben exigir que se cumpla con la legislación internacional.

Según afirman las organizaciones, en Tailandia –que será la sede de la conferencia de la CITES- existe uno de los más grandes mercados sin regular de marfil, “los criminales están tomando ventaja de las leyes del país, que permiten la venta de marfil de elefantes locales, lavando una cantidad masiva de marfil africano ilegal en las tiendas Tailandesas. Mucho de este marfil es adquirido por turistas extranjeros”, señalan WWF y TRAFFIC.

Carlos Drews, director del Programa Mundial de Especies de WWF, afirma que esta situación podría ser fácilmente arreglada por el país asiático prohibiendo toda la venta de marfil en su territorio, “haciendo esto eliminaría la necesidad de sanciones comerciales”. Lo que se está pidiendo, señala el activista, es que el primer ministro del país prohíba de manera inmediata este comercio, “aproximadamente 400 mil personas de Tailandia y de todo el mundo, que desean un futuro para los elefantes salvajes, apoyan este llamado”.

Ambas organizaciones también están pidiendo a China que rectifique serios problemas en su merado interno de marfil, esto reforzando su marco legal sobre el tema. La convención debe requerir mejoras en China y también debería considerar imponer restricciones comerciales el año entrante si no se registran progresos.

Las organizaciones señalan que existen otras medidas que todos los países podrían tomar para hacer frente a la cacería ilegal. Éstas incluyen la adopción de mecanismos para rastrear de manera global los inventarios de marfil, el registro obligatorio de todos los decomisos de marfil a gran escala, y exámenes forenses y una colaboración coordinada entre los agentes de la ley de todos los continentes. “Información vital de los grandes decomisos de marfil se está perdiendo o no se actúa en consecuencia. Las investigaciones sobre quién se encuentra detrás de cada envío, cómo fueron embarcadas en el transporte utilizado y quien iba a ser el beneficiario de la entrega no se está buscando o siendo utilizada. No es de extrañar que se ha estado dando una escalada en el tráfico de marfil”, denuncia Broad.

Otra gran preocupación para las organizaciones de conservación es la situación de los rinocerontes africanos. En este sentido, el año pasado se registró un total de 668 rinocerontes muertos por sus cuernos en el sur de África. Se ha identificado a Vietnam como el principal consumidor de cuernos de rinoceronte, y sin embargo es poco lo que se ha hecho para detener a los traficantes. Tanto Vietnam como Mozambique, señalan WWF y TRAFFIC, deberían ser presionados por la cumbre de la CITES para demostrar progresos en los próximos meses o hacerse acreedores a futuras sanciones.