Utilizan peces como indicadores de restauración ecológica en manglares
Los manglares y los peces que los habitan poseen una relación tan precisa entre sí que estos hábitats suelen considerarse como ‘guarderías’, ya que actúan como refugio y fuente de alimentación de diversas especies marinas, además de actuar como zona de descanso para aves migratorias.
Daniel Arceo Carranza, académico de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación (UMDI), campus SISAL de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que la presencia de esta fauna da lugar a un laboratorio de monitoreo ideal sobre la rehabilitación de los manglares.
El investigador, junto con su grupo de alumnos y pasantes, desarrolla proyectos de conservación en la zona costera de la península de Yucatán, considerada una de las franjas con mayor riqueza de manglar en nuestro país. No obstante, gran parte de las estrategias para rescatar este ecosistema sólo se enfocan en el componente vegetal, por lo cual es fundamental la integración de grupos faunísticos como los peces, así como de otros invertebrados como los cangrejos, ya que son organismos clave para fortalecer el manglar.
Durante entrevista, Arceo Carranza comentó que su labor es observar la relación que existe entre la vegetación, el tiempo y las comunidades, cómo cambian y se diversifican. Si se hallan especies que sean características, es indicador de que no se ha restaurado por completo el manglar; es decir, no se han reintegrado las funciones ecológicas de éste con los peces.
Explicó que si están presentes las comunidades que son estrictamente del lugar, dos o tres con mayor prevalencia y cuya dominancia refleje un 90 o 95 por ciento, se requerirá más tiempo para la restauración, hasta que la dominancia disminuya y se dé una comunidad más compleja y diversa.
Según el especialista, esta variedad depende del lugar. Celestún, por ejemplo, alberga peces que tienen contacto con laguna y mar, por lo que habitan desde mojarras, corvinas y roncos, hasta robalos y peces globo.
“Generalmente ingresan a los manglares a crecer o alimentarse; si nosotros los localizamos podemos dar por hecho que las funciones ecológicas se estarían restaurando”, afirmó.
El biólogo con especialización en ictiología, egresado de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, trabaja arduamente para combatir la pérdida y degradación de los también llamados bosques pantanosos, que mezclan el agua dulce del río y la salada del mar.
“El líquido que entra a los manglares puede ser de laguna costera marina o dulce, y según las condiciones será el tipo de especímenes. Una comunidad estaría compuesta entonces por tres tipos de peces (dulceacuícolas, estuarinos o costeros y peces marinos), cuya presencia, además de aves migratorias como las garzas, flamingos y pelícanos americanos, evidencia la salud del entorno”, finalizó.