México haz algo

Las presas subterráneas resultan una gran alternativa para solucionar los problemas de agua en zonas semidesérticas, o en aquellas que poseen agua y requieren un reabastecimiento de los mantos freáticos.

Esto por las ventajas que ofrecen en cuanto a infraestructura y recolección, así como por la reducción del impacto ecológico.

Aunque el concepto de presas subterráneas no es nuevo a nivel mundial, en México apenas se hizo realidad este año, al construirse este tipo de obra hidráulica en Charape de los Pelones, comunidad ubicada en la delegación Santa Rosa de Jáuregui, en el estado de Querétaro.

El proyecto llamado «Presa Subterránea Aire Número Uno» fue posible gracias a las autoridades de esa entidad y al director de Presas Bajo Tierra, SA de CV, Miguel Álvarez Sánchez, quien estuvo a cargo de la obra y fue premiado Constructor del Año 2015 por la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CNIC), en la categoría de Proyecto Sustentable.

El ingeniero egresado de la Universidad de Kioto en Japón, dijo haber tenido la oportunidad de participar un par de semanas en un proyecto que separó aguas dulces de aguas saladas mediante una presa subterránea, por lo que decidió quedarse más tiempo en tierras asiáticas para aprender el procedimiento.

Al regresar a México promovió el proyecto en varias entidades del país, tanto en foros académicos como en ponencias. No fue sino hasta este 2015 que logró un acercamiento con la Comisión Estatal de Aguas de Querétaro para que le dieran luz verde a esta iniciativa.

Álvarez Sánchez comentó en entrevista que los resultados fueron muy positivos, pues las expectativas de obtener una buena cantidad de agua y suficiente para Charape de los Pelones se cumplió. Esta comunidad es la más alejada del municipio de Querétaro y por más de 50 años habían tenido dicha problemática.

Destacó que la principal ventaja de las presas subterráneas es que el agua no se evapora, pues queda almacenada debajo de la tierra en condiciones normales, sin que se altere su química, se pudra o se contamine. Se conserva pura y solo se utiliza la cantidad requerida, la demás continúa su ciclo normal. Además de ser sustentables, también son más económicas.

Explicó que crear este tipo de presa implica construir una barrera impermeable en el lecho permeable, frenando el viaje del agua que ha hecho por toda su historia; al bloquear ese paso del agua ésta se arremansa, se almacena y, por ende, con el tiempo se obtendrá un almacenamiento de agua altamente considerable, pues el agua no solo se acumula en el sitio donde se hace la presa, sino también aguas arriba, por lo que no se sabe hasta dónde puede llegar en almacenamiento.

En cuanto al porcentaje de agua que se rescata con este proceso, mencionó que al bombear del arroyo 100 litros de agua, quizás se recojan 70 o 60, esto tras haber sido utilizada y tratada; por lo que se considera un sistema completo.

Las presas subterráneas rompen muchos esquemas por su innovación. Son un sistema muy efectivo que da soluciones para muchos años. Asimismo, tales construcciones son más recomendables en zonas áridas, semiáridas o costeras. Querétaro posee una zona semidesértica, por lo que el agua siempre va a resultar insuficiente.

Otros aspectos a considerar para construir una presa de esta índole son la contaminación del agua y el abatimiento de los mantos acuíferos. Ante estas contrariedades, las presas subterráneas también pueden aprovecharse como herramienta para agilizar y ayudar la recarga de los acuíferos mediante la detección de zonas de recarga naturales. Lo anterior mediante la creación de una barrera que permita que la mayor cantidad de agua que se rebase o se vaya (la que no se puede infiltrar rápidamente) se detenga un poco más, para que al detenerse un volumen determinado se vaya recargando el acuífero.

Fuente: Agencia Informativa CONACYT