Investigaciones vinculan contaminación del aire con afecciones cardiacas y deterioro cerebral

La semana pasada fueron presentados  en los Estados Unidos tres estudios que vincularon los infartos cardiacos y el deterioro cognitivo con los altos niveles de contaminación. Estos impactos negativos en el cerebro y el corazón fueron observados en un corto y en un largo plazo.

Uno de estos estudios, realizado en los Estados Unidos entre 20 mil mujeres durante un periodo de diez años, encontró que respirar aire contaminado acelera sustancialmente el deterioro de la memoria y la capacidad de atención. Otro estudio, realizado en Boston, apunta a que en los días en los que se incrementa la cantidad de contaminantes producidos por el tráfico, los riesgos de un infarto aumentan también. La probabilidad de sufrir un evento vascular en esos días se eleva en más de un 30 por ciento, incluso en los días que, según los parámetros federales de calidad del aire en E.U. , son considerados como “moderados”.  Ambas investigaciones fueron publicadas en Los Archivos de Medicina Interna.

Los investigadores señalan que es difícil estudiar los vínculos de la contaminación con la salud, debido a que hay demasiados factores involucrados, lo cual dificulta establecer una relación de causa y efecto. Sin embargo, desde hace 20 años se sospecha que existe esta relación entre las partículas contaminantes y las enfermedades del corazón. 

Un reporte publicado en la Revista de la Asociación Médica Americana, informa que científicos de la Universidad Descartes de París  lograron establecer una relación a corto plazo entre la exposición a contaminantes comunes (monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, dióxido de sulfuro, etc.) y las afecciones del corazón, los investigadores descubrieron que respirar el aire contaminado eleva el riesgo inmediato de sufrir un ataque al corazón. La exposición a estos contaminantes, señalan las investigaciones, puede causar inflamación vinculada con enfermedades cardíacas, incrementar el pulso y espesar la sangre, condiciones que pueden generar coágulos, acelerar la arterioesclerosis o endurecer las arterias. Según algunas evidencias, las partículas contaminantes más pequeñas –por debajo de las 2.5 micras- serían capaces de penetrar al cerebro a través de los conductos nasales, generando deterioro en la memoria y al ejecutar funciones.

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Vía: The New York Times (Leer artículo completo en inglés)