Empresa mexicana busca combatir efectos del cambio climático aprovechando bacterias y algas

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Fuente: Agencia CONACYT

La empresa Green Biotechnology, creada por jóvenes mexicanos e incubada en Xalapa, Veracruz, busca combatir los efectos del cambio climático causados por la elevada emisión de gases contaminantes de diversos transportes; esto mediante la implementación de un biofiltro que aprovecha a las bacterias y las algas.

El proyecto obtuvo el primer lugar en la categoría de agua del reto nacional Todos con el Mismo Chip, cuya organización corrió a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la Secretaría de Economía (SE), el consulado mexicano en Boston, y otras instituciones, con la meta de fomentar e incentivar el desarrollo de ideas, proyectos y soluciones innovadoras que, a través del uso de tecnología, sean capaces de impactar de forma positiva en la vida de la población mexicana.

Diego Adrián Pérez Ochoa, jefe de operaciones de Green Biotechnology, dio a conocer que su empresa se originó en Xalapa, Veracruz, gracias a la incubadora de negocios y emprendimiento iLab Veracruz, en donde él, como agrónomo de la Universidad Veracruzana,junto con su socio y director ejecutivo Carlos Monroy Sampieri, biólogo egresado de dicha casa de estudios, trabajó por cuatro meses creando una startup enfocada en las tecnologías limpias para favorecer la conservación del medio ambiente.

Lo primero en que lo que pensaron fue en desarrollar un biofiltro para automóviles, pero al haber problemas en cuanto al espacio en que sería implementado el diseño, decidieron comenzar el prototipo en un espacio más grande, optando por un tráiler. «Se volvió una forma más fácil y viable. Decidimos comenzar así y luego hacerlo en un tamaño más pequeño cada vez. Después de cuatro meses terminamos con un prototipo que, aunque era de baja fidelidad, funcionaba para 50 kilómetros y trabajaba con el principio que se buscaba», detalló Pérez Ochoa.

Green Biotechnology apenas tiene año y medio de vida, y desde su fundación comenzó a crear su prototipo físico, que actualmente se encuentra a la espera de realizar pruebas en camiones para recabar datos reales y así obtener una patente, con lo que después pretende licenciar a compañías que poseen flota propia de tractocamiones.

Asimismo, quieren tramitar su tecnología como un proyecto de Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), procedimiento mediante el cual los países desarrollados otorgan financiamiento a proyectos que combaten los gases del efecto invernadero, para poder obtener certificados de reducción de emisiones que ayudarían a Green Biotechnology a introducirse en la comercialización de Bonos de Carbono.

El principio de su innovación está basado en un biofiltro de dos ciclos. Éste primero enfría el humo y, después, centrifuga para lograr la separación de partículas. En ese momento dan inicio las dos fases del proceso, una líquida y una sólida. En la líquida se usan bacterias que consumen los óxidos de nitrógeno (NOx). En la sólida, en la que el ciclo de filtración involucra elementos sólidos, el biofiltro utiliza microalgas encapsuladas que una vez que pasan el humo a través de ellas (el cual ya no posee los NOx y otros componentes ácidos eliminados previamente, es decir, ya es dióxido de carbono (CO2)) absorben dicho gas mediante un proceso normal en su metabolismo. “Consumen naturalmente el CO2 a través de fotosíntesis y lo liberan como oxígeno”, expuso Pérez Ochoa.

Aunado a esto, su producto aprovecha sensores que determinan el volumen de entrada y de salida para ubicar cuál es el elemento o elementos contaminantes que se están capturando y eliminando; todo ello en tiempo real.

«El porcentaje que reducimos es pequeño, cerca de tres por ciento, pero traducido a oxígeno obtenido, tenemos entonces una eficiencia de 30 árboles al año por sistema en producción de oxígeno», dijo.

Los integrantes de Green Biotechnology han establecido el objetivo de implementar nueva tecnología con la capacidad para reducir el consumo de combustible: «queremos reducir el consumo en 30 por ciento complementando el sistema con otras tecnologías. Por lo tanto, al final tendremos que habrá diesel que no se estará quemando y toneladas de CO2 que no llegarán a la atmósfera. Así, en lugar de tener solo tres por ciento, podríamos tener hasta 33 por ciento de reducción en la contaminación», finalizó el especialista.

 

Fuente: Agencia Informativa CONACYT