El Programa de Transporte Escolar Obligatorio
Por Edith Martínez
Colaboración semanal de PM 2.5
Las vacaciones terminaron. Los niños volvieron a la escuela y con ellos las escenas típicas del caos vial. Pero el Distrito Federal ya está acostumbrado y medianamente preparado para eso: operativos de tránsito, ciudadanos que anticipan su salida y por segundo año consecutivo, el Transporte Escolar Obligatorio (Prote).
Esta última medida, polémica desde su aparición, contempla que las escuelas en donde la mayoría de sus alumnos lleguen a las instalaciones en auto particular estén obligadas a incluir el servicio de traslado de alumnos.
Los argumentos de la Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal son: disminuir el tránsito a las horas de entrada y salida de los colegios y reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que producen los cientos de autos que hacen fila fuera de las escuelas para dejar o recoger a los niños.
Sin embargo, las voces en desacuerdo acusan que sólo es un negocio redondo para el gobierno capitalino, que atenta en contra de la economía familiar y que no da resultados ¿Qué piensas?
Para este ciclo escolar, en donde inicia la segunda fase del Prote se sumaron 16 colegios. En total, 20 mil 245 alumnos, de los cuales el 18 por ciento arribará a sus planteles escolares caminando, en transporte público o en un medio no contaminante.
El 60 por ciento usarán transporte escolar con trayecto medio o completo; y aproximadamente el 22 por ciento podrán llegar y retirarse en auto particular por motivo de alguna exención contemplada en el Programa de Transporte Escolar; o al menos esos son los datos que las autoridades reportaron. Habrá que creerles.
Porque al final del día, el Prote es una estrategia que apela a la buena fe de las escuelas y los padres para cumplir el reto de cambiar las cuatro ruedas por los pies, si se vive a unas cuadras del colegio ¿Estarías dispuesto a hacerlo?
Y es que el afán de los padres de familia por llevar a sus hijos hasta la puerta del plantel, sin importarles esperar hasta en tercera fila, condena a miles de capitalinos a quedarse enfrascados en el tránsito.
En consecuencia, esas personas tienen que salir más temprano de sus casas sacrificando minutos de sueño, el tiempo para el desayuno, la convivencia familiar o lo que sea… Sólo por unos cuantos que insisten en que es mejor andar en carro.
Si la solución no es el transporte, entonces ¿Cuál es? Se aceptan propuestas.
El transporte escolar no es la panacea a los problemas de la ciudad de México, es una pequeña parte. El mejoramiento de la movilidad va más allá de subir a los niños a un camión: es compartir el carro con las personas que van al mismo rumbo, preferir el transporte público al auto particular.
Pero hace falta que las autoridades cumplan también con su parte: ofrecer transporte masivo de calidad e infraestructura para peatones y ciclistas.
No sólo se trata de reducir los autos en las calles y la contaminación que generan, sino de apostar por una mejor sociedad, con mayor movilidad y con gente de actitud amable que respeta el espacio del otro. ¿Quién se niega a mejorar su calidad de vida?