Nuevo ladrillo ecológico permitirá mitigar problemas ambientales

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Foto: DGCS UNAM

El Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recientemente creó un ladrillo ecológico, el cual está hecho a base de residuos de construcción y aprovecha la energía solar para el secado, por lo que el desarrollo permitiría mitigar problemas ambientales.

Este material ayudaría a cubrir parte de la demanda nacional de construcción convencional, que por entidad es de 279.6 millones de piezas al año, destacó la investigadora universitaria María Neftalí Rojas Valencia.

El innovador material también coadyuvaría en combatir la sobreexplotación de bancos de materiales vírgenes y la contaminación atmosférica, ya que el secado del “ecoladrillo” no genera emisiones, como sí ocurre con la cocción de tabique en hornos, afirmó la experta.

El producto es una mezcla de restos de excavación (arcilla), residuos de tala y de construcción triturados, que se integran mediante un aditivo natural: una combinación de agua con mucílago de nopal.

Su elaboración siguió específicamente dos normas: la primera fue la ambiental, que establece la clasificación y especificaciones de manejo de residuos de construcción y demolición para optimizar y fomentar su aprovechamiento, así como minimizar su disposición final inadecuada.

La segunda se refiere a los criterios y requerimientos ambientales mínimos para los edificios o construcciones sustentables, y solicita la minimización y reciclaje desde que se planea la obra.

Los investigadores de la UNAM primero trabajaron con 55 ladrillos ecológicos, cinco por cada una de 11 mezclas estudiadas, hechos a partir de un banco de Puebla.

Después, y tomando como referencia las mejores condiciones del primer estudio, se procedió a la fabricación tras valorar tres tipos de suelos de entidades como el Distrito Federal, el Estado de México e Hidalgo.

Luego, los ladrillos fueron expuestos de forma exitosa a pruebas de resistencia a la compresión, en donde la mayoría de las muestras superó los 30 kilogramos por centímetro cuadrado (cm2) que establece la norma para uso no estructural, y la mitad rebasó los 60 kilogramos por cm2 para uso estructural.

Además, los materiales elaborados mostraron resultados favorecedores en cuanto a la absorción de agua máxima inicial, que varió de 0.8 a dos gramos por minuto, rebasando así lo que establece la norma.

La investigadora hizo hincapié en que con estas pruebas, pudo comprobarse que los ladrillos ecológicos son más resistentes y absorben menos agua que los convencionales.

“Otra ventaja es que se trata de un excelente aislante térmico, por lo que su empleo en casas y edificios permitiría reducir la demanda de energía”, subrayó la académica de la UNAM, y añadió que «no es lo mismo un ladrillo o adobe elaborados con materiales más acordes con el medio ambiente que un tabique hecho con PET o llantas pulverizadas”.

El ladrillo de la UNAM es más económico que el tradicional, ya que el cuadrado de construcción con el ecológico cuesta 84.17 pesos (cifras de hace medio año), en contraste con el de tabique rojo convencional que cuesta 195.84 pesos.

Rojas Valencia manifestó que cuando se aprovechan en el lugar los residuos de construcción se minimiza el costo de adquisición y el transporte del material.

“Sacar una tonelada de escombro cuesta como mil pesos. La idea es que alguna empresa se lo lleve y lo regrese ya triturado para reutilizarlo como materia prima”, enfatizó.

El “ecoladrillo” está disponible en el tamaño estándar del tabique rojo, al igual que en otras medidas, y puede usarse en muros interiores y en construcciones exteriores a través de un recubrimiento como acabado tradicional. “El reto es convencer a la gente de su utilidad”, concluyó Rojas Valencia.

 

Fuente: Notimex, DGCS UNAM