En toda América Latina, los pueblos originarios continúan luchando por sus demandas históricas

puebloriginario3Los pueblos indígenas u originarios de varios países de Latinoamérica conmemoran hoy el denominado descubrimiento del continente americano, pero no lo hacen para celebrar la «hispanidad» como lo citan los españoles, sino para refrendar sus derechos humanos y ancestrales, así como para exigir respeto a sus tierras, su cultura y su sociedad. Por ello, durante la última década la mayor parte de estas naciones ha reemplazado el nombre «Día de la Raza» por otras denominaciones.

Haciendo un breve mapeo de los pueblos originarios de América Latina, los porcentajes oficiales arrojan que en países como Bolivia, la población originaria conforma más de la mitad (62%), y las cifras menores incluyen a Guatemala (41%), Perú (24%), México (15%) y Chile (11%), siendo las más bajas las de países como Venezuela (2.7%); Argentina, Uruguay y Costa Rica (2.4%), Paraguay (1.8%) y Brasil (0.5%). Pese a dichos datos oficiales, el porcentaje aumenta si tomamos en cuenta a aquellas personas reconocidas como descendientes de los pueblos originarios.

Pero en todos estos lugares existe un común denominador: Los pueblos originarios se encuentran en situaciones de pobreza extrema, sin acceso a servicios básicos, sin agua y vivienda digna. Actualmente, son los que más sufren muertes evitables, desalojos, represión y privatización de sus tierras y recursos naturales, imprescindibles para su supervivencia

Informes oficiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reportan que el 40% de los activistas ambientales asesinados pertenecen a los pueblos originarios.

No obstante, los asesinatos se incrementan por las represiones y persecuciones de los gobiernos, y por la contaminación e invasión de áreas naturales (muchas de ellas protegidas) como ríos y lagos, donde muchas de estas comunidades se ven seriamente afectadas.

La implementación de proyectos extractivos, por ejemplo, se extiende en todos los países latinoamericanos marcando casos extremos. Uno de ellos ocurre en Brasil, donde los empresarios agrícolas cuentan con el parlamento para el desarrollo de proyectos mineros o hidráulicos; o el que acontece en Cajamarca (Perú) donde la minera de Yanacocha utiliza guardias de seguridad para atacar a los indígenas. En nuestro México existen muchos casos similares en distintos estados de la república; tal es el caso de Puebla, donde los pueblos originarios han denunciado un centenar de concesiones para “megaproyectos” que afectan los recursos naturales del estado, lo que ha llevado a que cada 12 de octubre se movilicen. En cuanto a Bolivia, el Consejo Nacional de Ayllus y Nakas de Qullasuyu denunció en el año 2012 la complicidad de Evo Morales con las mineras. Casos como estos han propiciado los asesinatos de varios líderes indígenas a lo largo del continente.

Por todo lo anterior, este día representa mucho más para los pueblos originarios, pues se ha convertido en uno de los muchos estandartes con los que esta gente, nuestra gente, manifiesta su sentir ante la desigualdad y discriminación que les aqueja día con día, a fin de preservar su patrimonio natural y cultural.

Fuente: La Izquierda Diario