De conductor a ciclista

Colaboración para el blog de: MTI Leonel P. Altamirano S.

Había una vez en la Ciudad de México hace muchos años, un conductor desesperado, que transitaba todos los días en su auto 15 kilómetros, de su casa a su trabajo, tomándole esto 45 minutos, a veces más, a veces menos; con el paso del tiempo, se fue alargando el recorrido unos minutos y hoy día, cuando hay manifestaciones en las calles, éste puede durar hasta dos horas. Optó por transporte público, pero el colectivo desde su trabajo, era hasta el metro de tres o cuatro estaciones (tardando 20 minutos), en lugar de ir a la estación más cercana, que estaba exactamente a un kilómetro de distancia, esto porque no pasaba ninguna micro que fuera directo a la estación más próxima. Fue cuando se le ocurrió usar la bicicleta, preguntó en el estacionamiento del metro cerca de su casa (que curiosamente, también estaba a un kilómetro.) cuánto cobraban por dejar su bicla, al escuchar que le cobrarían sólo diez pesos tomó una decisión…

Al día siguiente, agarró su bici, salió de su casa hacia ese estacionamiento y la dejó ahi, continuando su feliz recorrido hacia su trabajo en metro. Al regresar por la tarde a recoger la bici para irse a su casa, le cobraron 100 pesos, alegándole que su bici estuvo en el estacionamiento por diez horas. La tarifa era a diez pesos por hora., no por el día. ¡Qué frustrante, definitivamente no era una opción!. Un buen día vio algo que llamó bastante su atención, en una acera un individuo, con una bici plegable, Si pudiera hacerse de una, se resolvería el hecho de tener que dejar la bicicleta en un estacionamiento (y pagar por ello, por supuesto), ya que al abordar el metro o entrar a su trabajo podría llevarla consigo.

Buscó por varios lugares donde adquirir uno de esos extraordinarios medios de transporte; había unas muy buenas aunque importadas, en precio rondaban los 10,000 pesos, lo que le pareció un exceso; siguió buscando y encontró en la calle de San Pablo, al menos dos marcas y tres modelos, el optó por una (de fabricación mexicana) aluminio de 12 kilos, cambios Shimano (japoneses) a sólo 2,000 pesos y a seis meses sin intereses usando tarjeta de crédito (en tiendas deportivas también la tenían, pero a 2,500 pesos con pago en efectivo). Decidió probar … ¡Éxito!

Ahora dos o tres días a la semana, se desplaza en bicicleta de su hogar al metro en siete minutos Al llegar a la entrada del metro pliega la bici y la introduce con él, y ya dentro del vagón, al plegarse de manera muy compacta, la bici cabe bajo los asientos. Al llegar a su estación destino, saca su bici, sale del metro, vuelve a desplegar la bicla y recorre el último y corto tramo hasta su trabajo a donde la deja bajo su escritorio.

De esa manera ahorra casi la mitad del tiempo en trayecto (metro-bici) en comparación con su automóvil, “estar o no estar en el transito”, es la cuestión. Ahora, el otrora conductor desesperado, es un ser más alegre y satisfecho, ya que llega más temprano a su trabajo y a su hogar, convive más con su familia. y de pasadita realiza un poco más de ejercicio, contaminando menos. Realmente se puede decir que las bicicletas a él no le gustan, ¡ le fascinan !, a tal grado que cuando sale con su familia de fin de semana, la lleva también y aprovecha trayectos cortos, para disfrutar de la aventura del ciclismo, en otros lugares.

Beneficios:

  • Reducción de tránsito vehicular.
  • Ahorro de tiempo al recorrer distancias dentro de las ciudades.
  • Ahorro de gasolina y reducción de emisiones contaminantes.
  • Incentivo al ejercicio físico.

Con todo lo anterior, los habitates de esta ciudad podríamos convertirnos en ejemplo nacional y ¿por qué no? incluso mundial.

Ahora me dicen que no puedo introducir objetos de metal, entiendo que por seguridad se evite, para no causar cortos por si cae en las vías; pero se contradicen cuando los domingos si permiten entrada a todo tipo de bicicletas. Lo que pido es permiso expreso para que me autoricen explícitamente, la entrada de bici plegable (doblada) al último vagón del metro y no tener que esconderla en bolsa a la entrada por torniquetes, ya que he tenido que suspender el uso de mi bici para no cargarla dentro del metro.

Cabe mencionar que ya he enviado correos al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, al director del Metro, etc, sin respuesta.

Otras sugerencias para el optimo funcionamiento del metro: Quitar asientos de dos filas o poner asientos abatibles (para permitir que haya más gente parada) en los tres vagones centrales, ya que por las tardes se satura y literalmente no cabe la gente y se debe esperar que pasen, en ocasiones hasta tres convoyes o más, para poder abordar. Poner lonas a dos aguas(tipo tianguis), en la parte descubierta de Tlalpan para evitar que se mojen las vías y esto no retrase el abordaje en estaciones que están antes de salir a superficie, haciéndolo más dinámico en lluvia. También contar con estacionamientos para bicicleta en la mayoría de las estaciones (como en Ámsterdam). Se necesita contar con más ciclopistas, hacer conciencia y provocar efecto contagio.