Recorte a las ANP y Tren Maya: cápsula de México haz algo en Telefórmula

 

La verdad ésta semana no sabemos ni por donde empezar, en materia ambiental ha sido una semana desastrosa, pareciera que el gobierno federal quiso hacer una celebración contraria al 5 de junio, el Día del Medio Ambiente. Empezamos con la noticia que la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP) al cumplir con la draconiana medida de reducir –a partir de mayo- su presupuesto en 75% perdería más de la mitad de sus colaboradores, que a la vez se traduce en frenar el 80% de sus actividades. Las personas que alguna vez tuvimos oportunidad de visitar Áreas Naturales Protegidas en México y vimos las condiciones y herramientas con las que esas mujeres y hombres comprometidos en salvar nuestro patrimonio ambiental realizan un trabajo casi imposible, no podemos si no indignarnos, no hay lujo, ni desmedido ni normal, la mayoría de las y los colaboradores en CONANP son personas con una gran vocación y un gran compromiso, intentar desmantelar esta institución es exactamente igual de perverso que querer que CFE queme combustóleo tóxico para generar energía.

Después vino el banderazo del Tren Maya, en este espacio siempre intentamos ser lo más neutrales posible, obviamente un proyecto de esa naturaleza, en ese lugar, en este momento, es tanto como vanagloriarse de que instalamos un fax en todas las oficinas de gobierno. En la parte ambiental los impactos que generará ni siquiera podemos alcanzar a verlos en su totalidad, pero los estudios que hasta hoy hay al respecto nos permite entender que serán demoledores.

Entiendo, aunque parezca imposible, que hay personas que todavía apoyan este proyecto, por eso me gustaría hacer un rápido resumen de lo que se nos ha dicho.

El «Tren Maya», ha sido presentado como uno de los principales proyectos de la actual administración federal. En el discurso, la obra servirá para «detonar el desarrollo del sureste y potenciar el turismo y el desarrollo económico de la región». Lindo, ¿no? nadie en su sano juicio podría considerar que esto es algo malo, sobre todo cuando se conoce la situación precaria de la región. Sin embargo, durante el avance del proyecto se han atropellado los derechos y garantías de la población y se ha violentado el Estado de derecho. Ante esta situación más de cincuenta organizaciones y diversas personas de manera independiente han manifestado su rechazo al proyecto, aquí algunas de las razones:

Primero en materia ambiental NO existe una manifestación de impacto ambiental por la totalidad del proyecto. Con la redistribución urbana que forzosamente ocurrirá se afectarán grandes macizos de selva, manglares y otros humedales, con la consecuente pérdida de servicios ambientales como las recargas al manto freático o su capacidad para capturar dióxido de carbono. Estas afectaciones en un contexto de alta conflictividad socio-ambiental vigente caracterizado por el despojo de bienes comunes de territorios campesinos e indígenas conllevan a su vez al deterioro de sistemas ambientales. La infraestructura ferroviaria y los llamados polos de desarrollo significarán también, irremediablemente, especulación y privatización de tierras ejidales.

Existe un estudio realizado por un grupo de 30 científicos convocados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para determinar el impacto del Tren Maya en los territorios donde se planea su construcción, mismo que concluye que existen riesgos ambientales y sociales en este proyecto de desarrollo. Éste y otros estudios concluyen que el Tren Maya propiciará la degradación, deforestación y fragmentación de al menos 23 Áreas Naturales Protegidas, 2 de ellas Patrimonio de la Humanidad.

Segundo: A pesar de existir amparos en que jueces federales han ordenado la suspensión de muchas de las actividades del proyecto, el Presidente decidió ignorarlas y realizó esta semana –que ya ni que decir de hacerlo en el momento más complicado y con el mayor número de muertes y contagios derivados de la pandemia por Covid-19- el banderazo de salida del proyecto.

Tercero: El megaproyecto en cuestión, aunque afecta de manera directa a comunidades indígenas de al menos 4 de las 5 entidades federativas se ha ido erigiendo sin la participación de los pueblos originarios y de otros sectores de la sociedad en el diseño y planeación de un proyecto de desarrollo.

Decidir el futuro de las comunidades y pueblos indígenas unilateralmente, afirmando que serán los principales beneficiados de un proyecto que desconocen y en el cual su papel principal será el de la mano de obra barata, o que podrán pedir “limosna” en las estaciones, significa reproducir la discriminación sistémica que ha impulsado por años el Estado mexicano y que les ha negado a esos pueblos ser los dueños de su propio destino y futuro.

En México haz algo, creemos que todo esfuerzo cuenta y que no hay acciones pequeñas, por eso te invitamos a mantenerte informado y a que recuerdes que el proyecto del TREN MAYA va a significar mayor destrucción que desarrollo que la falta de evaluaciones de impacto ambiental violenta el marco jurídico nacional e internacional que establece la obligación de llevar a cabo estudios de impacto ambiental para este tipo de proyectos.

Además se ha tratado de engañar a la sociedad diciendo que Naciones Unidas apoya el proyecto, esto es total y absolutamente falso, lo que hay son consultores contratados por Fonatur a través de ONU-Habitat, esto no debería sorprendernos es igual que aquellos “aplausos” que recibió Nahle por la OPEP.

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Gracias y buen fin de semana.

*Versión estenográfica de la cápsula del sábado 5 de junio de 2020