Experto urge a modernizar Sistema de Alerta Temprana de huracanes

huracan-costaVíctor Manuel Velasco Herrera, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), informó que desde el año pasado dio inicio una nueva temporada de súper huracanes en el Océano Pacífico, que quizás continúe hasta 2018. Ante ello, pidió modernizar el actual Sistema de Alerta Temprana (SAT) de huracanes.

El experto señaló que las organizaciones nacionales e internacionales deben estudiar más a fondo estos fenómenos.

Asimismo, dijo que estos organismos deben establecer los lineamientos de políticas climáticas concretas a cada país, para evitar confusiones y no crear pánico entre la población, ya que el papel de la ciencia es brindar soluciones a los problemas.

Apuntó que los súper huracanes, los cuales registran velocidades superiores a los 250 kilómetros por hora, no se forman aleatoriamente, pues requieren de zonas geográficas bien definidas.

Expuso que en México, estos fenómenos ocurren tanto del lado del Atlántico como del Pacífico; no obstante, no existen centros de investigación que los estudien.

“No estamos ante un problema climático, sino de políticas de desarrollo y de planificación inadecuada; somos vulnerables ante fenómenos climáticos”, destacó.

“El asunto es que no se pueden evitar, pero las decisiones de Estado pueden incrementar o reducir los desastres que ocasionan. Por ello, debemos contribuir para que el gobierno federal cuente con la información necesaria e impulse planes de contingencia”, añadió.

El académico refirió que hay reportes históricos que datan de 1537, en los que se describe cómo los vientos de los huracanes arrancaban los árboles de raíz en la ciudad de Tlapa, en el estado de Guerrero. Esta información permitiría saber qué tipo de huracán azotó dicha región, pues los árboles solo pueden ser arrancados por uno de categoría cuatro o cinco.

También declaró que posiblemente el huracán Patricia no haya sido el meteoro que impactó con mayor fuerza en la zona del Pacífico mexicano, por lo que advirtió que urge modernizar el SAT para que sea compatible con la Red NexRAD (radar meteorológico) de Estados Unidos.

“Un SAT basado en la variabilidad natural de los ciclones tropicales es esencial para diseñar una estrategia efectiva encaminada a la reducción de desastres”, subrayó.

Desde el año 2000, México cuenta con un sistema de ciclones tropicales capaz de ofrecer un pronóstico y determinar qué medidas deben tomarse, pero es urgente modernizarlo.

Velasco Herrera indicó que los SAT son un conjunto de procedimientos e instrumentos a través de los cuales se monitorea un fenómeno natural, se recolectan y procesan datos e información, y se ofrecen pronósticos o predicciones temporales sobre su acción y posibles efectos.

Entre las amenazas o eventos más comunes a los cuales se aplican SAT para México y Latinoamérica se encuentran: inundaciones, deslizamientos de tierra, huracanes, volcanes, sismos, tsunamis, incendios forestales, fenómeno de El Niño y La Niña, entre otros.

El especialista recalcó que México debe aprovechar las temporadas de huracanes y no olvidar que son grandes abastecedores de agua.

“La adaptación al cambio climático natural significa reactivar la economía y revitalizar el campo si se utilizan con planeación y se aprovechan correctamente los fenómenos naturales”, enfatizó.

Para lograr tal objetivo, propuso impulsar investigaciones de ingeniería para su captación, tomando como referencia opciones utilizadas por los grupos mesoamericanos, como los acueductos o la agricultura de chinampas, que permite el crecimiento de cultivos sobre zonas con abundante humedad.

Además, sugirió tomar medidas de Protección Civil con base en un mapa de riesgo hidrometeorológico y geográfico para reubicar asentamientos humanos localizados en zonas vulnerables.

Finalmente, planteó que debe establecerse un nuevo modelo de construcción que sea acorde con el conocimiento de nuestros antepasados, que en ciertas regiones empleaban pilotes para mantener las casas en alto, mientras las familias habitaban en un primer piso, lo que les ayudaba a reducir los riesgos ante la llegada de un huracán.

 

Fuente: DGCS UNAM