Invertebrados del suelo, preservadores de la biodiversidad

invertebradoUn grupo multidisciplinario del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) trabaja en un proyecto en el estado de Tabasco cuyo objetivo es mejorar el manejo productivo y ambiental de huertos familiares, plantíos que contribuyen en la preservación de la biodiversidad, la economía familiar y la salud humana.

La investigación conducida por la doctora Esperanza Huerta Lwanga se enfoca en el estudio de los invertebrados del suelo, ya que son indicadores de la calidad de éste.

Los organismos logran esto al cumplir con diversas funciones, entre las que se encuentran permitir el ingreso a la tierra de materia orgánica procesada (como hojas, madera, troncos y ramas) que nutre los cultivos; mantener un equilibrio ecológico capaz de impedir la invasión de plagas y brindar una mayor fertilidad sin necesidad de usar agroquímicos. Lo anterior ocurre al cultivar diferentes tipos de plantas, ya que permiten la existencia de una amplia variedad de invertebrados, lo que convierte a los huertos familiares en sitios donde existe una gran riqueza del suelo.

El proyecto inició en el año 2009 y fue financiado por la Secretaría de Recursos Naturales y Protección Ambiental tabasqueña. El equipo ha trabajado en 50 huertos familiares ubicados en diferentes regiones fisiográficas del estado, la sierra, la costa, la planicie inundable, la planicie no inundable y los lomeríos.

Un hallazgo relevante del proyecto fue cuando la investigadora encontró una lombriz anécica, que en principio creía que se trataba de nueva especie, sin embargo, sólo fue un nuevo registro en Tabasco. Este organismo se caracteriza por sus movimientos verticales, con lo que crea túneles en esa dirección, ayudando a integrar la materia orgánica en el suelo, airearlo y formar su estructura.

También se encontraron otras especies de lombrices, hormigas, termitas, ciempiés, escarabajos, chapulines, cucarachas y cochinillas, los cuales modifican el suelo enriqueciendo su productividad, por lo que también se les conoce como “ingenieros del ecosistema”.

De acuerdo con Huerta, es importante aclarar que la presencia de tales organismos no significa que el huerto esté infestado de plagas, sino que mas bien se encargan de cumplir sus funciones y, al mismo tiempo, de controlar las poblaciones ya que la variedad de invertebrados genera cadenas alimenticias.

Señala que el problema de las plagas se presenta cuando en las tierras se maneja un monocultivo, pues en estos casos sólo se tiene un tipo de organismos que rápidamente aumentan en cantidad y como nadie se los come se convierten en una amenaza para las plantaciones.

Los resultados de la investigación mostraron que la región de la costa fue la que tenía más basura, seguida de los lomeríos. También se encontró vegetación en la sierra así como variedad de cultivos, una diversidad elevada de invertebrados y un incremento de biomasa de lombrices, la cual se calculó en más de 33 gramos por metro cuadrado. La investigadora añade que esto es importante, pues estudios realizados previamente demuestran que si la biomasa es de 30 gramos se logran efectos directos que inducen la germinación y el crecimiento de las plantas.

Cabe destacar que este proyecto también incluyó educación ambiental, la cual se impartió a través de mini-talleres y capacitación en la producción de lombri-composta.