Afectaciones de los complejos turísticos internacionales

riviera-nayaritDe acuerdo con Ana María Salazar, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, en México, una de las formas más antiguas de turismo ha sido las segundas residencias. Posteriormente, con el desarrollo de Acapulco y Mazatlán, el turismo de sol y playa se fortaleció a mediados del siglo XX.

“Es diferente lo que ocurre en la actualidad, pues se trata de incentivar una serie de puntos, centros integralmente planeados y creados para el visitante internacional, para el desarrollo de lo que llaman la comunidad resort”, señaló.

Y es que con la hotelería se asocia en condominio y, con ello, ciertos tipos de promociones que tienen el fin de atraer a un grupo de personas que llegaron o están por llegar a su etapa de jubilación –principalmente de Estados Unidos y Gran Bretaña– conocidos como la generación de los babyboomers.

“Los miembros de esta generación se jubilan jóvenes y con pensiones extraordinarias que les permiten invertir y vivir en circunstancias que ahora le llaman de envejecimiento activo, pues cuentan con vitalidad y deseos de pasar sus últimos días en una situación más agradable que en los inviernos prolongados, que los hacen trasladarse al sur”, explicó.

Así, las tendencias migratorias indican una mayor presencia de población estadounidense y canadiense a ciertos espacios. Situación que puede convertirse en una carga para el país anfitrión debido a que tiene que resolver la seguridad social de esos turistas, aun cuando tengan seguros médicos en sus lugares de origen.

Por otra parte, hace años se modificó el artículo 27 de la Constitución para permitir que el ejido fuera objeto de compraventa; pero en abril de 2013 se aprobó las reformas que permiten la venta de los territorios del litoral mexicano, lo que estaba prohibido.

En ese artículo se establecía que en una faja de 100 kilómetros a lo largo de las fronteras y de 50 en las playas, por ningún motivo, los extranjeros podrían adquirir el dominio directo sobre las tierras y aguas; no obstante, ya se puede hacer.

De acuerdo con un comunicado de la UNAM, existen 21 centros integralmente planeados entre San Blas y Jalisco destinados al turismo internacional. Asimismo, en Compostela hay desarrollos que acaban de ser vendidos a una minera canadiense.

En el proceso del desarrollo de las comunidades resort, no sólo ha habido la construcción de hotelería, sino de marinas y campos de golf, con lo que se ha alterado y, en ocasiones, destruido el horizonte cultural y el paisaje natural.

Además, para toda esta infraestructura, se requieren grandes cantidades de agua, que no hay y, la que hay, es salina; en tanto llegan empresas españolas con desalinizadoras a surtir los desarrollos y las poblaciones de los prestadores de servicios que se generan.

Los residuos y salmueras son enviados al mar, lo que ocasiona acidificación y más afectaciones al entorno marino.

Lo peor, se señala en el comunicado, es que este modelo de alteración ambiental y cultural, de segregación de relaciones interétnicas, de atentar contra las formas de economía tradicionales en la Riviera Nayarita, se reproduce en Oaxaca y otros centros planeados para el turismo internacional.

Vía: UNAM-DGCS