Vinculan contaminación por plomo con índices de violencia

El pasado 7 de enero el periódico The Guardian publicó un artículo que ha causado controversia. George Monbiot, del diario británico, retomó el análisis publicado por Kevin Drum en Mother Jones; el texto en cuestión tiene como hipótesis que el aumento y la disminución de la criminalidad durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del XXI estuvo relacionado con un factor poco imaginado. Monbiot señala que, según lo publicado en Mother Jones, la variación en los índices de violencia no se debió a temas como cambios en la seguridad, en las políticas en encarcelamiento, la recesión, drogas u otros factores, sino principalmente, al plomo.

El articulista de The Guardian explica que la hipótesis es “ridícula”, hasta que se analiza la evidencia. “Estudios entre ciudades, estados y naciones muestran que el incremento y descenso del crimen sigue, en un periodo aproximado de 20 años, al aumento y descenso en la exposición de la infancia trazas de plomo”, señala Monbiot. En este sentido, el autor comenta que el artículo de Drum nos da una correlación: una asociación que podría ser coincidencia, a través de diversos estudios científicos, muestra una causalidad.

El activista y especialista ambiental de The Guardian explica que después de leer los documentos y las citas del artículo, efectivamente apuntan hacia lo que señala Kevin Drum. Únicamente uno de estos estudios señala lo contrario, “para mi sorpresa -apunta Monbiot- solamente pude encontrar un estudio atacando esta tesis, y era patrocinado por Ethyl Corporations, que resulta ser uno de los mayores productores del aditivo para gasolina tetraetilo de plomo ”. En este sentido, apunta, “loco como suena, realmente parece que el envenenamiento por plomo podría ser una de las causas principales del aumento y disminución de los crímenes violentos”.

Según explica Monbiot, la curva es muy similar en los países que se han analizado. El plomo se retiró primero de las pinturas y después de la gasolina en distintos momentos y en diferentes lugares (comenzando en los años 70 del siglo XX en los Estados Unidos en el caso de la gasolina y en los 90 en muchas partes de Europa). A pesar de la diferencia en tiempos y en circunstancias, el patrón es el mismo: los picos de violencia se dan aproximadamente 20 años después de los picos de contaminación por plomo. En el caso de los índices de criminalidad en las grandes ciudades y los pequeños pueblos de los Estados Unidos -que alguna vez tuvieron grandes diferencias-, también se ha encontrado un punto de convergencia, también alrededor de 20 años después de la eliminación del plomo.

Ningún otro factor parece explicar estas tendencias. Los investigadores han realizado grandes esfuerzos para corregir las variables que complican el análisis: sociales, económicas y legales. Un análisis descubrió, después de tomar en cuenta 15 variables, un número cuatro veces mayor de homicidios condados estadounidenses con la mayor contaminación por plomo. Otro estudio descubrió que los niveles de plomo parecen explicar el 90 por ciento de las diferencias en los índices de asalto agravado entre las ciudades de los Estados Unidos.

El especialista ambiental se pregunta si realmente es tan sorprendente que una neuro toxina tan potente provoque cambios en el comportamiento. Las devastadoras y permanentes consecuencias sobre la capacidad intelectual que -incluso en bajos niveles- el plomo provocase han conocido durante décadas, explica Monbiot. El autor agrega que en 1943 se documentó por primera vez vínculos del envenenamiento por plomo con cambios de comportamiento.

Para continuar leyendo sobre este tema aquí pueden acceder a Respira México.